Hace
unas semanas hablaba de lo que debería ser el duelo de los duelos en uno de los
escalones previos Fórmula 1. El considerado “Vettel” de Ferrari contra un belga
que aspira a emular a Hamilton o Magnussen, pero Barhein nos ha dejado algo
fríos en ese aspecto, sobre todo en el caso del italiano, que ni siquiera ha
logrado puntuar y el Drive Trhough sufrido en la primera prueba no debe servir
como excusa cuando rodaba lejos de la zona de puntos.
Puedo
parecer duro en mi crítica hacia Marciello y algunos pensarán que se está
aclimatando a la categoría aunque las sensaciones dejadas han estado a años luz
de las de pretemporada y los tests invernales, donde se dejaba ver por los
puestos altos. De él sigo pensando que es un piloto de futuro y con mucho talento,
y precisamente, por formar parte de la Ferrari Driver Academy debe empezar a
destacar pronto e incluso verse en condiciones de amenazar el asiento de Jules
Bianchi en Marussia de cara a 2015.
Lo
opuesto a Rafaelle Marciello ha sido Stoffel Vandoorne. Qué bien clasificó y
qué bien aprovecho la mala salida de Jolyon Palmer para colocarse en cabeza en
la prueba inagural. Una estrategia cargada de astucia, cubriéndose además ante
un posible coche de seguridad metiéndose la carrera en el bolsillo por delante
de otros dos pilotos que han sido sensaciones apuntando también madera de la
buena. Hablo de Julián Leal y Jolyon Palmer, finalizando las dos mangas en el
cajón con victoria incluida del británico en la denominada “carrera al sprint”.
Eso sí, para nada hay que ningunear a Takuya Izawa, cuya llegada desde Japón le
daban como piloto de relleno y se ha mostrado agresivo, recordándonos a la
mejor versión de Takuma Sato.
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