El año
2015 está tocando a su fin. Muchos pilotos tienen ya aclarado su futuro de cara
al próximo año, otros se mueven como locos en busca de un volante en cualquier
categoría para no quedarse en casa como es el reciente caso de Kevin Magnussen.
Pero hay otras cosas que las googleas,
buscas rumores, noticias que puedan colocar a un piloto concreto apuntando
hacia un sitio. Y ese es el caso de Pedro de la Rosa.
A sus
casi 45 primaveras, y fuera de la Fórmula 1, es improbable que el catalán
vuelva a competir en esta categoría tras su errático fichaje por Ferrari como
reserva, siendo relegado poco a poco a probar platos menos agradables con el
transcurso del tiempo. Muchos nos resignamos a creer y aceptar la falacia que
nos venden de que su futuro siempre está ligado a lo que haga Alonso, aunque el
de Cardedeu debutara bastante antes que él en el gran circo y sus trayectorias
dentro de la Fórmula 1 no han coincidido más que en Mclaren y Ferrari. Y
también nos negamos a pensar que Pedro ahora renuncia a competir sintiéndose
más cómodo en el set de Antena 3 o que quiere dedicar más tiempo a su honorable
familia. Porque aunque esto último sea el deseo de cualquier persona, todo
piloto quiere estar en un volante, adelantar, luchar, etc.
Las
ilusiones de ver a Pedro en un monoplaza se acrecentaron cuando antes de verano
se subía a un bólido del equipo Aguri de Fórmula E. Su nombre se escuchaba para
tomar parte en la segunda edición de este novedoso campeonato eléctrico y
hubiera sido un lujo reencontrarse con los Nick Heidfeld, Bruno Senna, Jaques
Villeneuve, Jean Eric Vergne, Sebastien Buemi, etc. Al final, el tema perdió fuerza y Aguri firmó
a Antonio Felix Da Costa y Nathalael Berthon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario