Rafaelle
Marciello ha confirmado hace escasos
días que repetirá en GP2 por tercera temporada consecutiva y tercer equipo.
Primero Racing Engineering, luego Trident Racing y ahora apuesta por Russian
Time junto con Artem Markelov. Sin duda, debería ser, de una vez por todas, un
gran candidato al título final y refrendar unas esperanzas que se pusieron en
él desde la fábrica de Maranello. Sitio al que ya ha dejado de pertenecer y no
precisamente de las mejores maneras posibles cuando afirma “Nunca tuve una gran
relación con Arrivabene. No me consideraba adecuado para la F1 así que rompimos”
Marciello
ha tenido oportunidades de destacar, pero la realidad es que parece sufrir un
fuerte estancamiento desde que en 2013 ganara la F3 Europea. Ha estado dos años
en GP2 sin opciones reales de título e incluso sufriendo para entrar en el top
ten, y a pesar de eso Ferrari le ha tutelado, le ha dado confianza, le ha
cedido a Sauber para que pilotara los viernes y aprendiera la dinámica del Gran
Circo. Por lo que el transalpino se equivoca en las formas y debería hacer
catarsis sobre sus últimas temporadas y los datos arrojados. Evaluando también el por qué no le consideran
un piloto aún de Fórmula 1.
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