El
regreso de Renault a la Fórmula 1 ha servido para nutrirse de lo considerado “sobra”
en Mclaren. Y es que nunca nos explicaremos cuál es el motivo por el cual en
Woking se valora que Magnussen no ha satisfecho las expectativas. Tal vez
pensaron que el podio en su debut en F1 era poco, o que se podía hacer más
cuando sustituyó a Fernando Alonso en Australia la pasada campaña no pudiendo
ni partir como prolegómeno del ridículo que estaría a punto de hacer el equipo.
Ahora
Magnussen, ya sin las tensiones de Mclaren, regresará como piloto oficial a la
parrilla y querrá demostrar que puede liderar un proyecto ambicioso de largo
plazo. Ser clave en la readaptación del nuevo motor al chasis y que los
resultados llegarán.
En esta
nueva aventura, parece que Renault se ha fijado en el entorno de Woking.
Fernando Alonso era una misión imposible atraerle y no querían ni pensar en
ceder a Vandoorne aunque le pretendieron, así que volvieron a la carga fichando
para su programa de jóvenes pilotos a Oliver Rowland. Ese mismo que en 2008 era considerado el
nuevo Hamilton (lo único que debe valer en Mclaren para agarrarse al Mclaren
Driver Development) y que poco después era echado a la cuneta a pesar de que
los resultados deportivos estaban a la altura. Y así lo demostró en este 2015
dominando con mano de hierro las World Series, haciendo gala de su favoritismo
una vez certificados los cambios de Carlos Sainz Jr, Pierre Gasly y Roberto
Merhi y la presión que ello conlleva. Con actuaciones destacadas en GP2 aunque
le faltó empaque cuando fichó por Status. Aún así, negoció con Manor, pero sin
presupuesto para ese volante, su cabeza
le dijo que se centrara en GP2 para intentar dar el salto con mejores
prestaciones.
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