Las
antiguas World Series viven sus horas más bajas desde que en 1998 empezara este
campeonato, afincado mayormente en España al iniciarse y al cual la eclosión de
Marc Gené y Fernando Alonso le catapultó hasta convertirse en una categoría
referencia como antesala de la Fórmula 1. Ahí quedan los nombres de los dos
citados más Heikki Kovalainen, Robert Kubica, Ricardo Zonta, etc que vieron un
futuro claro gracias a esta competición.
Apadrinadas
por Renault, dieron un salto cualitativo internacionalizándose en su calendario
y no hay que echar la vista muy atrás para ver a Carlos Sainz Jr campear. Quién
nos iba a decir que dos años después, un certamen que merece todo el respeto y
admiración, así como las loas a Jaime Alguersuari padre por su creación,
quedaría herido de muerte.
Acabado
2015, Renault decidía bajarse del barco y centrarse completamente en el Gran
Circo y su nuevo proyecto a largo plazo. Se preveía que el reinicio y cambio de
nombre de la categoría a Fórmula 3.5 V8 sería complicado en su primera
temporada, pero nada invitaba al pesimismo. Algunos equipos con solera decidían
continuar y pilotos como Tom Dillmann o Mathieu Vaxiviere otorgarían más
colorido en la lucha por el título final.
Ahora,
a quince días de que una nueva era de comienzo, la situación no es nada
halagüeña. Pons Racing abandona repentinamente dejando a Bosak y Visser sin
equipo después de adquirir un compromiso con la escuadra española. Y otro
histórico como Tech 1 Racing también hace las maletas aunque en su caso no
había pilotos comprometidos.
El caso
es que con el telón a punto de alzarse, las cosas no pueden marchar peor. Únicamente
son 12 pilotos los confirmados y a muchos de ellos toca fiarles en sus equipos
sin que el dinero de los patrocinadores haya llegado. Y los tests de
pretemporada no llegan a la veintena de contendientes.
Con
este panorama, sólo queda encomendarse a la inventiva de Jaime Alguersuari para
salvar un campeonato que no merece lo que le está ocurriendo. ¿Soluciones?,
difícil plantearlas. Porque siempre ha sido un certamen emocionante, justo en
sus dos mangas y para nada excesivamente caro.
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