Sebastian Vettel se muestra extremadamente serio a sabiendas de que con
este abandono, dice adiós a casi todas sus opciones de título (FOTO:Lars Baron/GETTY
IMAGES)
Desde Maranello tienen dos
opciones, o abrir una línea de investigación para ver si alguien le ha lanzado
un vudú o directamente ver qué está ocurriendo. Desde el principio, se veía que
Vettel no tenía ritmo, perdía posiciones
hasta que desde el box decidían retirar su coche. La causa es una bujía,
una de esas piezas nada caras que ya a De la Rosa le costó el podio en Austria
allá por el año 2000 con el modesto Arrows, y que ahora deja de manera cuasi
definitiva sin mundial a “Seb”.
La situación a día de hoy es la
siguiente. Queda cuatro carreras y Hamilton las puede realizar con la
calculadora en la mano, sin forzar en ninguna de ellas si así lo desea. Porque
ya en Austin dentro de quince días puede
salir campeón si vence y Vettel no puede superar la sexta plaza. Con lo
cual el epílogo del mundial 2017 está escrito a falta de la firma de su autor. Hasta el propio Vettel lo admite a pesar de que
es uno de esos depredadores que no sueltan a su presa. “¿Se me va el mundial? No
hay que ser un genio para verlo” decía después del abandono. Así que la
pregunta es, ¿en qué circuito se certificará lo que es ya una certeza?
La carrera en sí volvió a ser un tira y afloja entre Hamilton y Max
Verstappen. Red Bull ha encontrado ritmo en carrera y eso le está llevando
a hacer un final de campeonato fuerte, con disposición a subirse a lo más alto
del cajón. Mediada la misma, desde el box de Mercedes las cuentas no eran nada
claras y Bottas a falta de parar y
verse lastrado al principio por los Force India, debía hacer de escudero. Es poco entendible que metieran al
finlandés a cambiar gomas cuando aún Max no le había superado ni estaba en
condiciones de hacerlo. Podía haberse dejado el holandés mucho más tiempo tras
él si le hubieran mantenido en pista consiguiendo así que Hamilton se llevara
una victoria cómoda. Cosa que a la postre no fue así. Desconocemos si la
fiabilidad de ese bólido 44 empezaba a resentirse o el segundo juego de
neumáticos decía basta, lo cierto es que el
Red Bull de Verstappen se había echado encima y ni siquiera el Safety Car
Virtual por el pinchazo de Stroll le había facilitado las cosas. Max estaba
dispuesto a atacar hasta que en el último giro llegaron a la altura de Fernando Alonso y Felipe Massa en su brega
por el último punto. El juego de los egoísmos se ponía sobre la mesa y eso se
tornó en contra de Verstappen, cuando ni
Alonso por segundo Gran Premio consecutivo ni Felipe Massa respetaron las
banderas azules.
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