Vettel se lo jugó todo a la fiabilidad de su
neumático y lo reventó. Siendo ello la muestra de que hoy no era el día de las
tácticas arriesgadas. (FOTO: Facebook F1)
Ni
lluvia ni polémicas por los pianos en carrera olvidándose de lo ocurrido en
calificación. Austria y el Red Bull Ring son capaces de reconciliar con la
Fórmula 1 a muchos espectadores escépticos. Y es que en terreno de las bebidas
energéticas, se pueden vivir las sombras de Toro Rosso en calificación salvando
Sainz los muebles como podía, o las luces de un Verstappen que intentó
jugársela a lo mismo que en Montmeló, pero que esta vez no salió y se tuvo que
conformar con el segundo escalón del podio, buen resultado a los ojos de
cualquiera menos para su desmedida ambición que nos muestran el camino de un
piloto llamado a domar la Fórmula 1 durante muchos años.
Entre
Verstappen y Button se debe dirimir el piloto del día. Si del primero ya hemos
hablado, el segundo se ha pegado con un Mclaren realmente difícil para atacar a
pilotos con mejores prestaciones que las suyas, viéndose en posiciones
delanteras e incluso con su breve segunda plaza se convertía en el mejor aliado
de Hamilton. El cual parecía caminar a una victoria fácil que a posteriori no
fue así. Esperaba líquido elemento y puso sus ultrablandos en las lonas, perdió
tiempo y ahí se dejaba parte de sus opciones. Y más aún con el Safety Car provocado
por Vettel, que también abonó un alto precio con una táctica totalmente
agresiva, llevando sus blandos al límite de la vida hasta que uno de ellos dijo
“basta”. Nada que reprochar a Pirelli a sabiendas de que el teutón asumió unos
riesgos que no le salieron bien.
Con
estos precedentes, y no más de cuatro gotas sobre el asfalto, quedaba claro que
el conservadurismo se tornaba en la mejor opción. Rosberg le había birlado la
cartera a Hamilton, jugaba de manera inteligente en los doblajes para
beneficiarse del DRS y el británico intentaba un undercut un tanto extraño
eligiendo un compuesto más duro que el de su compañero de equipo. Para mayor
mérito en la caza de su presa, lidió con un Verstappen sin goma que Rosberg consiguió meterle por
medio.
La
última vuelta fue la de la polémica. Hamilton vira hacia el hueco en la segunda
zona de DRS y ahí Rosberg le cierra al límite del reglamento, recordando
vagamente aquella maniobra de Schumacher a Villeneuve en Jerez. El número 6
sale perdiendo y paga los platos rotos no sólo dejando su monoplaza al borde
del desnudo, sino cediendo una importante sangría ante Hamilton.
En
medio de todo esto, y sin hacer ruido, Pascal Wehrlein hacía de nuevo historia
con Manor siendo décimo, completando un fin de semana en el que desde
calificación hasta hoy todo le salió redondo. El único botín que había logrado
este equipo fue hace dos años con Jules Bianchi y su novena plaza con la que
sumaron dos puntos.
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