El fallo garrafal de Ferrari en la salida del Gran Premio de Singapur,
con choque entre sus dos monoplazas, puede costarles muy caro
Lo peor que le podía ocurrir a
Ferrari le ha ocurrido. A Mercedes nunca se le ha dado bien Singapur y en
general es un equipo que cojea en circuitos de más chasis que potencia. Vettel partía desde la pole y el
primer bólido plateado estaba en tercera línea. La situación era idónea para que el teutón recuperara el
liderato perdido hace quince días y hasta desde Mercedes admitían estar en
clara inferioridad en el trazado nocturno.
La primera carrera nocturna con lluvia de la historia estaba a
punto de arrancar, eso daba una oportunidad a los de Brackley pero ni en sus
mejores sueños pensaban que ocurriría lo que ocurrió. Vettel arranca mal y gira a fin de defender su posición, Raikkonen no
calcula bien las distancias y choca con Verstappen haciendo el perfecto
juego de bolos con el mismo Max, Alonso y su compañero de equipo Vettel en lo que puede ser el Gran Premio de las oportunidades perdidas. Todo
lo que Raikkonen había podido dar a Ferrari este año se lo quitaba de un
plumazo transformando el cuento de Hadas en el Thriller de Psicosis que se
emitiría en Maranello.
Pasado el galimatías, Hamilton no podía ni creerse que la victoria estaba en su bolsillo, que
con enseñar la zanahoria a Ricciardo valía, y que en un circuito de los
denominados Ferrari iban a salir estos últimos con un cero perdiendo medio
mundial.
La pista se secaba muy poco a
poco, e igual que Hamilton no asumía riesgos, Renault también echaba al vacío sus opciones de podio con una
estrategia que rayaba lo incomprensible. Mientras tanto, Carlos Sainz Jr se convertía en uno de los héroes del día
finalizando cuarto, aguantando los envites de Sergio Pérez para ser el primero
de los mortales, y en su cabeza rondará el pensamiento de que una avería de los galácticos le habría
catapultado a ser el cuarto español en subir a un podio de F1 tras Alfonso
de Portago, Fernando Alonso y Pedro de la Rosa.
Para cerrar, es de justicia dar
al Cesar lo que es del Cesar. Y si hace unas semanas vertíamos críticas feroces contra la FIA y Charlie Whiting por su
forma de gestionar las carreras, hoy lo
han hecho todo de diez. Nos han dado una carrera en lluvia, con salida en
parado y sabiendo perfectamente cuando había que sacar a pista el Safety Car y
cuando retirarlo. Ha prevalecido su criterio sobre el egoísmo de muchos
pilotos.
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