jueves, 1 de junio de 2017

Damon Hill, un gregario que supo esperar su momento

Damon Hill, que portó en 1994 el número 0, pasó sus primeros años en Williams a la sombra de grandes estrellas antes de que el trágico desenlace de Ayrton Senna le obligara a coger los galones en Grove.

Procedente de la Fórmula 3000, llegaba en 1992 al equipo Brabham. Una escuadra legendaria que vivía unos tiempos muy complicados y que le daba su primera oportunidad después de que Giovanna Amati no pudiera cumplir sus compromisos en forma de patrocinadores.  Clasificaría para correr en Alemania y Hungría antes de dar el gran salto a Williams. Sin apenas experiencia y sin resultados que le avalaran aterrizaba en el equipo referencia para cubrir la vacante que dejaba Nigel Mansell. En ese 1993 habría de vivir a la sombra de Alain Prost sin que ello le privara de su primera victoria en la categoría Reina. Llegó en Hungría, aprovechando el naufragio de los cocos. Bélgica e Italia serían testigos de otras subidas a lo más alto del cajón.

Prost dejaba la Fórmula 1 con el título bajo su brazo, y Williams por fin conseguía el fichaje de Ayrton Senna para sustituirle. De nuevo Hill quedaba condenado a ser ese segundo piloto que se limitara a sumar puntos para el campeonato de constructores y ayudar a su jefe de filas. Pero en Ímola, con la trágica muerte de “Magic”, el Williams con el anecdótico número cero se vería obligado a hacer de jefe del equipo y en Grove así confiaban en él cuando el vacío de Senna intentaban llenarlo con el debutante David Coulthard. Aunque las tres primeras pruebas eran un toma y daca entre Senna y Schumacher, sin el paulista todo parecía de cara para el alemán. Por lo que Hill debería esforzarse, remontar y así lo hizo. Aquella prensa y afición británica que dudó de él quedó en el silencio de su no razón al ver que precisamente en Silverstone el bueno de Damon comenzaba a cabalgar a la caza y captura de El Kaiser. Tanto es así que en Adelaida ambos se jugarían el título, que se decantó en favor de Michael por una de sus maniobras más polémicas buscando esa colisión que dejara fuera a Hill y le hiciera obtener su primer cetro. ¡Así no Michael! Tocaba pensar.

Aquel choque de Adelaida fue el preludio de una gran rivalidad entre los dos y la antesala de otros choques entre ambos que no impidieron a Michael Schumacher ganar su segundo título consecutivo.
Llegaba 1996 y Michael Schumacher había dejado Benetton para enrolarse en Ferrari con la meta de devolver a los del “Cavallino” donde hacía dos décadas que no llegaban. Por lo que quedaba cuasi descartado para el título y en el box de al lado aparecía un incómodo Jaques Villeneuve. El hijo de Gilles, el llegado de América sin necesitar fase alguna de aprendizaje logando la pole en su debut en Melbourne.  El británico no se amilanó ante el poderío del canadiense. Más bien se creció, ganó ocho carreras y gracias a eso decoraba la vitrina con su primer y único título. Se convertía por aquel entonces en el primer hijo de campeón del mundo en vencer (su padre Graham se proclamó ganador en 1962 y 1968) hasta que Rosberg hizo lo propio en 2016.

Las relaciones entre Hill y Williams no pasaban por su mejor momento, y a final del año 96 separaron sus caminos. Se confiaba en el talento emergente de Villeneuve y por tanto no vieron a Damon como una pieza clave a pesar de abandonar Grove campeonato en mano. Su decisión más sorprendente fue la de fichar por un equipo poco competitivo como Arrows. El papel de Hill con su nueva escudería se tornó en notable aupándose al segundo puesto (primer y único podio de Arrows en su historia) en Hungría. Algo que probablemente le supo a poco cuando cabalgaba líder y perdió esa posición por problemas mecánicos.

La aventura de Hill en la escuadra motorizada por Yamaha duró un año, justo lo que tardó Eddie Jordan en ofrecerle uno de sus monoplazas amarillos. Ahí también supo lo que es vencer en el caótico Gran Premio de Bélgica antes de pasar más discretamente por una temporada 1999 que sería la de su retiro por falta de motivación y ser ensombrecido por el que precisamente se erigiera como  su sustituto en Williams, Heinz Harald-Frentzen.
Después de su retiro, Hill ha seguido muy de cerca en el mundo del motor, tanto como comentarista en Sky Sports como ostentando la presidencia de la Asociación Británica de Pilotos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario