Desastre en casa

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Correr en el país propio siempre es una motivación especial y las ganas de hacer un buen papel aumentan. Y si encima eres el patrocinador del circuito con más razones aún para salir a por todas aunque luego la realidad ha sido bien diferente. Hablo, como no, de lo que le ha ocurrido a Red Bull durante el Gran Premio de Austria. Su imagen no sale bien parada en un fin de semana aciago para los de las bebidas energéticas, empezando por Sebastian Vettel y acabando por… Sebastian Vettel. Mala clasificación del cuádruple campeón mundial eliminándose en Q2 y él mismo fue sincero, no se encontró cómodo con un coche que no avistaba problemas mecánicos de ninguna índole. Encima en carrera lo remata con la transmisión temporalmente averiada y abandono posterior. Aunque a Daniel Ricciardo no se le tornaron las circunstancias precisamente en perfección, tuvo que salvar unos puntos in extremis erigiéndose de nuevo como el primer espada y piloto revelación del campeonato.

Austria también nos deja notas positivas como es el hecho de que Mercedes, aunque superiores aún, tienen que sudar algo más sus victorias gracias a la aparición en escena de Williams. Los de Sir y Claire coparon la primera línea ante un errático Hamilton y todo lo bien que lo hicieron el sábado se tradujo en fallos dominicales. Primordialmente en la estrategia, que es donde los de Toto Wolf robaron la cartera a los de Grove, que ni siquiera pudieron aprovechar el rato de tapón de un también colosal Sergio Pérez que empieza a plantarle cara a Nico Hulkenberg.

No puedo cerrar el post sin comentar antes la imagen de Lewis Hamilton y Nico Rosberg felicitándose al acabar la carrera, con golpes de broma incluido nos hacen ver que todo se ha exagerado y que la rivalidad únicamente prevalece en la pista, fuera de ella prima el buen ambiente y la deportividad de dos pilotos que compiten por el cetro.