Siete cetros
mundiales, 91 victorias, 155 podios, 68 poles y 77 vueltas rápidas le colocan
como uno de los grandes de la Fórmula 1. Pero una vez retirado ha tenido que
afrontar la carrera más importante de su vida, la lucha contra el más allá
durante cinco meses haciéndolo todo más duro que todo un mundial de resistencia
junto.
No me
cansaré de repetir que esta noticia es un serio revés para todos esos medios
que tenían preparados sus especiales sobre Michael Schumacher para ver quién el
primero que lo publicaba con las ya consabidas lágrimas de cocodrilo. Ya que a
la vista de que su estado de salud no atisbaba cambios, elucubraban entonces
con una salida extraoficial del coma que Sabine Kehm, representante de Michael y portavoz de la
familia, tenía que desmentir una y otra vez. Muchos entendemos a raíz de todo
esto que su decisión tire por no dar comunicados y mantener todo en la más
estricta intimidad.
El
Kaiser ha demostrado con todo esto ser fuerte. Ni siquiera se debió inmutar de
que su cerebro estaba dañado con su accidente en el Circuito de Cartagena
cuando decidió probar suerte sobre las dos ruedas. Y esta fortaleza le puede
llevar a una buena recuperación a pesar de que durante más 5 meses ha vivido en
la inconsciencia encerrado en las paredes de un hospital. Ahora son momentos de mantener la cautela, de ver
como marcha su rehabilitación, de observar nuevamente el rostro de los suyos y
de empezar a conocer poco a poco cuáles serán las secuelas del accidente.
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