Aunque
esperada, no deja de sorprendernos la decisión de Romain Grosjean de abandonar
Lotus para embarcarse en la aventura de la novedad, del equipo debutante con la
incógnita que todo ello conlleva.
Romain
Grosjean pone rumbo a Haas después de ser toda la vida un hombre Renault, un
hombre de la casa tanto para la escudería de su país como para Lotus. Por ello,
puede dejarnos perplejos que Grosjean decida dejar Lotus ahora, a sabiendas de
que Renault está a un paso de recuperar a ese equipo agobiado económicamente y
en recesión deportiva.
El por
qué de este cambio de rumbo puede tener muchos matices. Desde el hecho de que
se cansara de esperar a una compra de Renault que parecía que en Monza se
confirmaría pero después se ha ido dejando,
hasta el de dar ese paso que pueda parecer hacia atrás para pegar dos
adelante, con esperanzas de subirse a un Ferrari en 2017 a sabiendas de la
estrecha colaboración entre los de Maranello y los americanos de Haas. Porque
ello también lleve con toda probabilidad a Esteban Gutiérrez al segundo
volante.
Sea
como sea, ahora Haas tiene una obligación fuerte en su primer año, y es el de
otorgar un coche competitivo al piloto francés, mínimo para adentrarse sin
complicaciones en las Q2 olvidándose de posibles luchas con los Manor. El apoyo tan cerrado por parte de Ferrari
exige cuanto menos eso.
Este
hecho también pone picante a quién suplirá a Grosjean en el equipo. Vergne, por
su nacionalidad, podría tener opciones a pesar de haberse comprometido con Virgin
en la Fórmula E toda vez que Sergio Pérez ha renovado por Force India. Pero primero, antes de pensar en sustitutos,
habrá de oficializarse la adquisición por parte de la marca del rombo.
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