Con
Imola fuera del calendario, hablar de Monza no es sólo hablar del templo de la
velocidad, es buscar el diccionario y vendrá como sinónimo “casa de Ferrari” a
lo que se ampliaría la definición como “sitio donde se reúnen multitudinarios
tifossi para animar a Ferrari y sus pilotos” no fallando nunca la estampa de
rojo decorado este año incluso con bengalas de dicho color.
Ante tal ambiente, dar la talla es toda una obligación aunque no se pueda soñar con inmiscuirse en la guerra de los Mercedes o los Williams, pero no ha sido así. Correr en casa ha supuesto la peor pesadilla que podía imaginar el equipo con una actuación pobre desde el sábado, dejando patente que no había ritmo y el irse hacia la zona media-baja era cuestión de tiempo durante la carrera. Y todo se torció más si cabe con la avería de Fernando Alonso justo delante de una de las tribunas pobladas por los seguidores de Maranello obligando al asturiano a abandonar. Y es que Kimi Raikkonen tampoco ha rayado a la altura que se le puede exigir. Ha salvado dos puntos gracias entre otras cosas a la pasada de frenada de un Daniil Kvyat que ya le acosaba y la sanción de cinco segundos a Kevin Magnussen. Simplemente hora de pasar página para los del “cavallino” y centrar sus esfuerzos para lavarse la cara en Singapur.
En el resto del Gran Premio guión esperado en
todos los sentidos, los Mercedes dominan y los dos errores de Rosberg dejan a
Hamilton con una imagen de piloto más sólido que el alemán y al que superará en
la clasificación si la mecánica le respeta o el propio Rosberg no le colisiona
de nuevo. De Williams pues se podría comentar que han aprendido la estrategia
de Red Bull al saber esconder sus cartas hasta el último momento. Por lo demás,
se ha podido divertir el espectador con algunas luchas como la que han
protagonizado Sergio Pérez y Jenson Button. Ante tal ambiente, dar la talla es toda una obligación aunque no se pueda soñar con inmiscuirse en la guerra de los Mercedes o los Williams, pero no ha sido así. Correr en casa ha supuesto la peor pesadilla que podía imaginar el equipo con una actuación pobre desde el sábado, dejando patente que no había ritmo y el irse hacia la zona media-baja era cuestión de tiempo durante la carrera. Y todo se torció más si cabe con la avería de Fernando Alonso justo delante de una de las tribunas pobladas por los seguidores de Maranello obligando al asturiano a abandonar. Y es que Kimi Raikkonen tampoco ha rayado a la altura que se le puede exigir. Ha salvado dos puntos gracias entre otras cosas a la pasada de frenada de un Daniil Kvyat que ya le acosaba y la sanción de cinco segundos a Kevin Magnussen. Simplemente hora de pasar página para los del “cavallino” y centrar sus esfuerzos para lavarse la cara en Singapur.
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