miércoles, 12 de agosto de 2015

El Top Ten Histórico

Cada vez, más revistas, personalidades e incluso recientemente Bernie Ecclestone se lanzan al agua para opinar sobre los mejores pilotos de la historia y hacer su propio “Team Legendario”. Aquellos que han marcado una época y difícil es siempre dirimir quién ha sido mejor. Algunos opinamos, que no sólo hay que ponderar los logros, sino también contra quién se competía o que coches conducían. Por ello, elaboramos este top 10 personalizado:

      Juan Manuel Fangio: Se puede hablar de él como la primera leyenda de la Fórmula 1. Por desgracia, no le vimos cara a cara con otros ilustres como Tazio Nuvolari. Aún así, cinco cetros mundiales en una época de carreras interminables, coches inconducibles, falta de seguridad y precariedad le hacen merecedor de ser el mejor de todos los tiempos.
      Ayrton Senna: Tres mundiales y nunca sabremos hasta dónde habría podido llegar de no interponerse Tamburello en su camino. Estaba llamado a grandes duelos con Michael Schumacher y a campear en alguna oportunidad más.
      Alain Prost: Progresó poco a poco y se ganó el respeto tanto en Mclaren como en la pista.  Realmente, que el profesor sea cuádruple campeón mundial en medio de una gran generación le hacen cerrar el podio de estos diez.
      Niki Lauda: Irse de la Fórmula 1, volver a ella y ganar dicen mucho de su calidad, pero más y mejor se habla de la misma si observamos su constante implicación en el desarrollo del coche, a lo que se le añade su pasión y temeridad al volver a pista 42 días después del accidente que casi le cuesta la vida. Era de esos pilotos que hacían merecer la pena pagar una entrada.
      Michael Schumacher: Ha pilotado en tiempos más modernos, con unos rivales sin tanto postín a excepción de Mika Hakkinen y Fernando Alonso. Aún así, siete títulos, récord de poles y devolver a Ferrari a la gloria después de dos décadas de sequía deben ser motivos más que suficientes para calificarle de leyenda.
      Nelson Piquet: Otra de las perlas de la gran hornada que nos proporcionó la Fórmula 1 en los 80. Tres mundiales ante los Prost, Senna y Lauda con adelantamientos memorables son suficiente descripción aunque su complicado carácter le perdiera.
      Jack Brabham: El año pasado se nos fue de este mundo otro tricampeón más, y lo hizo como un verdadero amante del motor. Compitiendo en unas 500 millas de Indianápolis en la que pocos del gran circo tomaban parte aunque fueran puntuables para el campeonato y creando a una escudería de renombre con su propio nombre, valga la redundancia.
      Alberto Ascari: Otro de los exponentes de una de las grandes generaciones de la Fórmula 1 (entendiendo los 50 y los 80 como las mejores décadas).
Pilotó para Lancia y Maserati, pero sus grandes logros y sus dos títulos fueron conseguidos con Ferrari. Plantando cara a los Fangio, Farina, Hawthorn, etc.
      Jackie Stewart: Entre 1969 y 1973 se hizo con sus tres títulos, y sin necesidad de pisar Ferrari o Lotus. Lo consiguió con Matra y Tyrrell. Y al igual que el citado Brabham, apostó por crear su propio equipo. Eso sí, sin grandes éxitos ya que únicamente sobrevivió entre las temporadas 1997 y 1999, suficientes para meter en sus volantes a Rubens Barrichello o Jonny Herbert.
10º  Sebastian Vettel: Ha pilotado y pilota coches más llevaderos por ser el más moderno de la lista y por el debate de si la Fórmula 1 es o no demasiado sencilla.
Sea como fuere, Vettel, que siempre tuvo como referencia a “El Kaiser”, se ha entendido a la perfección con los equipos y sus mecánicos tanto en Red Bull como en Ferrari, recogiendo cuatro mundiales como fruto de ello con posibilidad de ampliar.

-          Mejor equipo: Ferrari. Su palmarés y el hecho de ser el equipo más longevo y único en completar todas las ediciones del mundial, le hacen merecedor del galardón de mejor escudería de todos los tiempos.

-          Mejor jefe de equipo: Ron Dennis. De mecánico fue ascendiendo poco a poco a lo que es hoy. Su imagen pudo quedar tocada en 2007 por no saber gestionar la crisis interna de Woking tirando por la borda los dos mundiales, pero hay que quedarse en él con la parte positiva. Llegó a una Mclaren herida de muerte, en riesgo de desaparición logrando no sólo salvarla, sino llevarla al camino de las más laureadas. 

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