Es la imagen de una carrera venida de menos a más en cuanto a
emoción. El reventón de Sebastian Vettel en el penúltimo giro cuando el podio
lo tenía amarrado. La táctica para el alemán era bien sencilla, lo que ganaba
en Eau Rouge y el Radillon por tracción sobre el Lotus lo mantenía en la zona
virada del trazado. Ya que una de las partes de la magia de Spa reside ahí, en
las variopintas configuraciones que pueden armar los equipos por tener una zona
de potencia y velocidad y otra más técnica.
Vettel había llevado sus neumáticos a terreno desconocido.
Más de media carrera con el mismo juego para llegar al podio, apurar unas
opciones de campear que hoy casi puede dar por perdidas al tratar de subsanar
una mala clasificatoria. Pero el Pirelli de la rueda izquierda trasera dijo “hasta
aquí he llegado, no puedo más”, otorgándole a Grosjean un podio que le sabe a
gloria dentro de los problemas que vive el equipo Lotus, acrecentados por la
demanda del ex piloto de pruebas Charles Pic con la que tendrán ahora que
lidiar.
Por otro lado, bien es cierto que hemos podido ver una
carrera muy distinta a la que hemos observado. No vamos a entrar ni en opinar
de nuevo con el enésimo esperpento de Mclaren ni en la mala suerte de Sainz Jr,
sino que es digno de interrogante qué habría ocurrido si Pérez hubiera logrado
rebasar a Hamilton en la frenada de Les Combes o si Rosberg no hubiera partido
tan mal en un nuevo sistema de salidas que no ha sido tan relevante como nos
querían hacer creer.
Tal vez esto último si ha sido lo decisivo para que Hamilton se lleve una victoria fácil, gestionando las distancias a pesar de que Rosberg tenía un ritmo similar al suyo pero debía desembarazarse de otros variando incluso su estrategia . Las diferencias entre ambos se situaban siempre en torno a los cuatro segundos, décima arriba o décima abajo. Así que no es descabellado pensar que de haber salido bien, Rosberg habría dificultado y mucho la victoria de Hamilton.
Tal vez esto último si ha sido lo decisivo para que Hamilton se lleve una victoria fácil, gestionando las distancias a pesar de que Rosberg tenía un ritmo similar al suyo pero debía desembarazarse de otros variando incluso su estrategia . Las diferencias entre ambos se situaban siempre en torno a los cuatro segundos, décima arriba o décima abajo. Así que no es descabellado pensar que de haber salido bien, Rosberg habría dificultado y mucho la victoria de Hamilton.
Un poco más atrás, Red Bull poco a poco rinde como se
esperaba de ellos coincidiendo con la reacción de Daniil Kvyat. El ruso hoy ha
sido el gran animador de la carrera y lejos quedan aquellos días en los que se
le cuestionaba e incluso veía peligrar su volante. Y de Williams, pues aparte
del error garrafal con Bottas mezclando neumático duro y blando, empiezan a
perder fuelle.
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