miércoles, 5 de noviembre de 2014

El amargo adiós de Rubens Barrichello

Cuando hablamos de Rubens Barrichello nos vienen varias imágenes a la cabeza. La retina rememora entonces desde aquel accidente brutal en los entrenamientos libres del fatídico Gran Premio de San Marino en 1994 cuando aún era una joven promesa. Esa etiqueta siguió llevándola en Stewart hasta que en el año 2000 reemplazaba a Eddie Irvine en Ferrari. Pero allí su rol estaba ya predefinido, escudero de Michael Schumacher, no podría toser al Kaiser y tuvo que asumir un papel incómodo de segundo espada aunque eso le diera sus primeras victorias y grandes resultados tanto en Grandes Premios como en mundiales.
Me atrevería a decir que esos años en Ferrari le pesaron en el aspecto psicológico, a lo que hay que sumar su estancia en una Honda con pobres resultados y daba la sensación de  que su papel de comparsa lo tenía asumido para infortunio suyo. Dado que Ross Brawn hizo su equipo desde las cenizas de Honda y mantuvo tanto a Button como a Barrichello con un monoplaza ganador, en el que las pruebas de pretemporada no eran humo con el fin de llenar el coche de pegatinas publicitarias.
 El carisma del paulista y su simpatía arrastró a muchos aficionados a apoyarle para pelear por el título en las pruebas finales, pero todo se decidió en el inicio de un mundial marcado por los dobles difusores y en el que Button forjó una ventaja inalcanzable asentándose en la necesaria regularidad para mantenerla.


Con esta dilatada trayectoria y buena prensa hay algo que “Rubinho” jamás se mereció, y es salir de la Fórmula 1 por la puerta de atrás rumbo a la Indy Car con el equipo KV Technologhy. No se ganó nunca ese castigo de no tener esa última carrera que todo piloto ansía, el poder cruzar por última vez la línea de meta saludando al público e incluso quitándose el casco como el pasado año hizo Mark Webber sin importar la multa que eso conlleva.
Esa carrera final, aunque parezca mentira y con todo en su contra, la tenía garantizada este año. Caterham le había fichado para disputar estos tres últimos grandes premios en sustitución de Kamui Kobayashi pero nada, la suerte no se alía con Rubens y la situación de cuasi desaparición del equipo malayo le dejarán sin poder despedirse como merece. 

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